Actúa localmente, piensa globalmente

El precio relativamente barato del petróleo y la liberación de los mercados agrarios impulsada desde la Organización Mundial del Comercio (OMC), han favorecido que la distancia que recorren nuestros alimentos se haya incrementado enormemente desde los inicios de los años 60 hasta la actualidad. Así, el actual sistema agroalimentario funciona como una industria globalizada que mueve alimentos de un lado a otro del mundo, debido a la oportunidad de reducir costes a lo largo de la cadena alimentaria. Este mercado global está en manos de muy pocas empresas que controlan los eslabones de la cadena alimentaria. Son ellas las que deciden qué, cómo, cuándo y dónde se producen y comercializan los alimentos, por encima de criterios sociales y ambientales. Por ejemplo, sólo tres empresas se reparten la mitad del mercado global de las semillas comerciales; una de ellas, Monsanto, proveedora de productos químicos para la agricultura, en su mayoría herbicidas, insecticidas y transgénicos, con una cuarta parte ella sola.

Es por todo esto que la Agroecología defiende una agricultura local, que se integre en el ambiente en el que se desarrolla, haciendo un uso de los recursos locales disponibles, lo que lleva cada vez a ser más autónomo y menos dependiente de multinacionales como Monsanto. Esto se consigue con el uso de variedades locales aquellas que fueron seleccionándose y adaptándose durante siglos a las culturas y territorios de manera que son más resistentes, requieren de menos insumos y tienen un alto nivel de rendimiento. La agricultura local tiene en cuenta también la gestión colectiva de los recursos locales, sin patentes ni controles empresariales, de manera que las personas puedan decidir su manera de producir alimentos, imprescindible para alcanzar una soberanía alimentaria.

La Agroecología promueve una agricultura que nos provee de alimentos producidos localmente, lo cual conlleva muchísimos beneficios. Destacamos principalmente dos beneficios, por un lado fortalece la economía local y el desarrollo endógeno, ya que cuando compramos productos locales ayudamos a construir un modelo económico en el que buena parte de la población (agricultorxs, productorxs y consumidorxs) no depende de unxs pocxs agentes con mucho poder (grandes multinacionales, grandes supermercados, cadenas de distribución, etc), y por lo tanto nos acerca a una sociedad más igualitaria, justa y equitativa.

La otra gran ventaja de consumir productos locales es disminuir el requerimiento de transporte. Esto minimiza el gasto energético, la contaminación, el embalaje, empaquetados, cámaras refrigeradoras, conservantes, etc. Hoy los productos que se aplican a los alimentos para que aguanten una vez cosechados pueden ser más perjudiciales que los que se aplican durante el cultivo, especialmente en el caso de la fruta. Así pudimos comprobarlo en uno de los talleres que celebramos en Noviembre de 2013 en el marco del Mes Agroecológico en el Ecolocal, fue la de Alimentos kilométricos: las emisiones de CO2 por la importación de alimentos al Estado Español, por Marta Soler y Manuel Delgado, profesores de Economía de la Universidad de Sevilla, y David Pérez profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla. En este taller pudimos comprobar por un lado cuánto CO2 hay detrás de nuestros alimentos, y por otro, los kilómetros que recorre nuestra comida hasta llegar a nuestro plato. Por ejemplo: en 1995 la distancia media recorrida por un alimento fue de 4.253 km mientras que en 2007 fue de 5.013 km

Por todo lo anterior, también este consumo local aporta también beneficios para la salud de las personas, al encontrar productos locales que cuentan con menos químicos (fertilizantes, herbicidas, pesticidas), lo que no solo es bueno para salud de las personas, sino también para la del medio ambiente. Además, consumir de esta forma (local y de temporada) va ligado a acostumbrarnos a vivir de nuevo al ritmo de las estaciones y a aprender a valorar los productos por su calidad intrínseca (valor nutricional, sabor, textura), más que por su aspecto o precio.

¿Cómo consumir local? Podemos empezar por estas sencillas claves que ofrece la Revista Opcions en su número 11, en las páginas 23 y 24. Te recomendamos su lectura!

Recursos:

  1. Alimentos kilométricos: las emisiones de CO2 por la importación de alimentos al Estado Español. M. Soler, D. Pérez y M. Delgado.
  2. Revista Opcions, números 10, 11 y 12.
  3. Revista Soberanía Alimentaria.
  4. Canales Cortos de comercialización alimentaria en Andalucía. ISEC. Universidad de Córdoba.